viernes, 30 de noviembre de 2012

SALA DE LECTURA


El ÚLTIMO TRAMO - Capítulo 10

Enrique se reunió con Cristina Díaz, Juan y Mónica en el restaurante del hospital, donde le confirmaron que Ricardo Llanos había sido envenenado con material radioactivo. En ese momento Cristina recibió una llamada en la que le comunicaban la repentina muerte de Carlos Jiménez. Todos quedaron sorprendidos ante la noticia, no era la primera vez que ocurrían estos fallecimientos inesperados en el hospital.

Viernes 28 de mayo, p.m.

Serian las diez y media de la noche, cuando en la sierra de Madrid, se producía un accidente de automóvil, a Victoria le fallaron los frenos en su Audi–A8, en una zona de gran pendiente y para evitar el impacto con otro coche que iba delante, dio un volantazo y lo hizo derrapar, perdiendo el control del mismo, cayendo por un barranco y dando cinco vueltas de campana antes de empotrase de frente contra un árbol. Como consecuencia del aparatoso accidente, quedo inconsciente y con numerosas fracturas en todo su cuerpo. El coche que iba delante lo vio todo. Continúo sin preocuparse lo más mínimo del accidente, pero de pronto paró en un rellano y llamó a una furgoneta blanca que llegó en 15 minutos.

Eran dos hombres los que llegaron en la furgoneta, uno de ellos cogió el localizador que le habían puesto al coche, una linterna y un maletín. Bajó por el barranco con muchas dificultades, había mucha maleza, además estaba todo muy oscuro y no se veía nada. Cuando llegó al vehículo siniestrado abrió el maletín, cogió unos guantes de látex para no dejar huellas, las puertas estaban bloqueadas a causa del fuerte golpe, con lo que tuvo que romper el cristal lateral con un martillo de plástico, a continuación le tocó el cuello a Victoria para saber si estaba viva o muerta. ¡Aun vivía! pero tenía el pulso muy débil, por lo que tenía que darse prisa y pasar al plan B. Metió una mano en el maletín y quito una jeringuilla, después con ayuda la linterna, busco el brazo de ella y le dio un pinchazo. A los pocos segundos el veneno se desplazaba por todo el cuerpo de Victoria, atacándole al corazón y dejándola dormida para siempre.

Pablo Corleone, tardó diez minutos en llegar, abrió la puerta y entró dentro de la furgoneta, donde estaba su compañero, vigilando la carretera, por la cual no pasaban coches desde hacia media hora, le dijo que el trabajo estaba bien hecho. Cristian González quitó los triángulos de averías, limpio todas las huellas que habían dejado, subió al vehículo y al momento apagó las luces de emergencias, encendió la furgoneta y salieron de allí tan rápido como pudieron. Su trabajo era muy limpio y profesional y no podía permitirse ningún descuido ni tampoco que la policía los descubriese haciendo algo ilegal o que los investigase por cualquier otro motivo. Llevaban una vida normal como cualquier otro ciudadano de la calle, estaban casados y con hijos pero ni sus familias ni nadie podían saber de su doble vida. Tenían varias empresas como tapaderas, con todo reglamentado, donde blanqueaban todo el dinero que ganaban por asesinar a personas. Este trabajo lo realizaban no por gusto, sino por los cuantiosos millones de euros que recibían del Tablero Cuadrado, eran médicos profesionales, que tenían como misión quitar la vida a los demás y todo por dinero.

Enrique Sanmartín

1 comentario:

Cris V dijo...

Intriga...... Esperamos impacientes el siguiente episodio!