Malala Yusufzai
A
pesar de su edad, tan solo tiene quince años, Malala Yusufzai es una destacada
activista por los derechos humanos (especialmente por los derechos de la
mujer), y lo es en la región fronteriza del noroeste del Pakistán, un lugar
especialmente hostil a dichos derechos.
El pasado nueve de octubre, el autobús en el que viajaba
Malala resultó tiroteado por un terrorista causando heridas de gravedad a la
joven activista, en dicho atentado también resultaron heridas dos de sus compañeras,
aunque de menor consideración. Los talibán reivindicaron el atentado, justificándolo
por considerar que Malala Yusufzai actuaba en contra de la lei Islámica, además
de acusarla de espía de occidente.
Los talibán se dieron a conocer internacionalmente
en el año 96, cuando ocuparon Kabul y controlaron buena parte de Afganistán;
todo esto en el marco de la guerra civil afgana. Las diferentes facciones que
habían luchado unidas en la guerra de ocupación llevada a cabo por la URSS durante la década de los
ochenta, ahora se enfrentaban entre ellas por el control del país.
Los talibán llamaron la atención por su
radicalismo Islamista imponiendo un régimen extremista en el que las mujeres
sufrieron especialmente las consecuencias de la puesta en práctica de medidas
como prohibirles trabajar y estudiar, u obligarlas a ponerse el burka. Durante
la guerra contra la
Unión Soviética, como en el periodo de guerra civil, así como
la nueva invasión sufrida en 2001 esta vez protagonizada por los estados Unidos
y sus aliados (especialmente la
Gran bretaña), muchos afganos buscaron refugio en Pakistán,
especialmente en la región del noroeste donde predomina la étnia Pastún; dicha
étnia es la que cuenta con un mayor número de miembros en Afganistán (42 por
ciento), además de ser una de las más representativas en Pakistán; esto
contribuyó a un aumento de la actividad talibán en la mencionada región.
En estas circunstancias Malala tuvo el valor de
enfrentarse a estos mediante Internet, publicando un bloc en el que denuncia
las discriminaciones sufridas por las mujeres, especialmente la prohibición de
que las niñas y jóvenes sean escolarizadas. Evidentemente los talibanes no
fueron los inventores (estos aparecen a finales de la guerra con la URSS), de las políticas
discriminatorias hacia las mujeres, dichas discriminaciones son seculares y
están muy enraizadas en las culturas de esta parte del mundo, políticas
discriminatorias que empiezan en el seno familiar y continúan durante toda la
vida de la mujer; si acaso los integristas Islámicos apretaron un poco más la
tuerca de la discriminación sexual.
Reducir de forma considerable las injusticias a
las que se ven sometidas las mujeres paquistaníes o afganas va a ser una tarea
larga y difícil, como lo fue (y en ciertos aspectos sigue siendo),en occidente.
Es cierto que en el mundo occidental se han conseguido grandes avances en el
último siglo, aunque queda aún mucho camino por recorrer; solo la lucha
cotidiana de mujeres y hombres por los derechos humanos puede mejorar las cosas
en un futuro.
Nunca se conseguirá acabar con la discriminación
sexual, ni de ningún otro tipo, mediante el uso de la guerra. En este caso la
guerra sirve tan solo los intereses de occidente con los estados Unidos a la
cabeza en su afán de apoderarse de los recursos naturales existentes en la
región especialmente petróleo, con el fin de seguir manteniendo un sistema
económico basado en el consumo incesante y en la depredación de recursos,
sistema insostenible a medio o largo plazo.
Es cierto que en el caso concreto de Afganistán
no existen por ahora grandes reservas de materias primas, incluido el petróleo,
el interés por el control de Afganistán radica en su posición estratégica, ya
que limita con tres de las repúblicas que formaron parte de la ex Unión
soviética, además de hacerlo con china (en un breve espacio territorial), con
Irán y Pakistán. Posiblemente en el futuro occidente se disputará con China y Rusia
el petróleo y gas natural de estos territorios, tener bajo control Afganistán
es para occidente una ventaja estratégica, frente a Rusia y china.
También se beneficia de este conflicto, como de
cualquier otro la todo poderosa industria armamentística internacional,
industria que tiene en los estados unidos su máximo exponente.
Antonio Fernández