Egipto al borde de la tragedia.
Situado al noreste del continente africano, Egipto
es una nación de 85 millones de habitantes, posee una extensión aproximada de un millón de kilómetros
cuadrados; en principio no estaríamos hablando de un país superpoblado, si no
fuera porque ese territorio es mayoritariamente desértico, mientras que su
creciente población se concentra casi toda
en un área de 35.000 kilómetros cuadrados correspondientes al valle del
Nilo y a su delta.
Así las cosas mientras que la población sigue
aumentando a buen ritmo (no tardará mucho en alcanzar los cien millones), el
territorio útil seguirá estancado o incluso en retroceso debido a la fuerte
presión a la que se ve sometido por la masa humana en crecimiento. Este es un
problema que comparten la mayoría de los países africanos, así como la
totalidad de los países subdesarrollados o en vías de desarrollo pertenecientes
en su mayor parte (además de África), a centrosuramérica y Asia.
En mi opinión la superpoblación humana que se ha
alcanzado durante el siglo veinte y lo que llevamos del veintiuno, es con
diferencia el problema mayor que el homo sapiens tiene planteado en la
actualidad, esta superpoblación está llevando a cabo una acción depredadora de
todo tipo de recursos (alimenticios, energéticos, forestales y todo tipo de
materias primas), y esto a pesar de las hambrunas periódicas, enfermedades que
en no pocas ocasiones alcanzan la categoría de epidemia, desastres naturales,
guerras etc. Los problemas que se derivan de lo dicho anteriormente son muchos
y complejos, siendo quizás el más notorio el anunciado cambio climático, cuyas
consecuencias no son bien conocidas, pero que en cualquier caso van a ser
negativas sino catastróficas.
Volviendo a Egipto, cuna de una de las primeras
grandes civilizaciones de la historia humana, puede convertirse próximamente en
el escenario de una guerra civil si alguna de las partes en conflicto (gran
parte de los mandos del ejército, y una parte de la población partidaria de
políticas liberales, y por otro lado la población partidaria de políticas
islamistas), no ceden en sus pretensiones de imponer sus respectivas
ideologías; recordemos lo sucedido en Argelia durante la década de los noventa
cuando los militares anularon unas elecciones democráticas que daban el triunfo
al FIS (frente islámico de salvación), grupo de ideología islamista; dicha
anulación causó una guerra civil encubierta que provocó miles de muertos. Ahora
en Egipto se dan unas circunstancias parecidas, ya que los militares derrocaron
al gobierno de los Hermanos musulmanes, que hace un año llegaron al poder
después de unas elecciones democráticas. Las posturas están muy radicalizadas y una guerra civil, abierta
o encubierta sería lo peor que le puede suceder a los egipcios, recordemos que
en la vecina Siria una guerra civil lleva desde hace dos años provocado la
muerte de cien mil personas, además de millones de afectados (heridos,
desplazados).
Esperemos que por esta vez los instintos más bajos
de nuestra especie no triunfen en Egipto sobre la razón y la concordia.
Antonio Fernández
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