miércoles, 29 de junio de 2011

EL ARTÍCULO DEL MES


Recursos para todos
A pesar de las crisis periódicas (en estos momentos estamos atravesando una de ellas), el sistema económico vigente (capitalista) en los países más avanzados, es considerado por muchos economistas como el mejor de los posibles en la actualidad. Si esto es así, es lógico pensar que los países menos favorecidos (tercer mundo), intenten emular a los países más desarrollados con el fin de sacarse de encima el lastre que suponen el hambre, las guerras, la corrupción generalizada o el atraso tecnológico.
Pero ¿es esto posible?, yo pienso que no, y lo pienso entre otras cuestiones por el hecho de que el mencionado sistema, se basa en un crecimiento continuo de la economía, y esto tan solo se puede conseguir a base de depredar de una forma compulsiva materias primas y energía.
Por desgracia vivimos en un mundo finito y limitado, donde los recursos se acaban. Puede ser que algún día (aunque este momento no parece estar próximo), que la humanidad sea capaz de obtener energía limpia e inagotable (energía solar), pero por desgracia los combustibles fósiles van a seguir marcando el ritmo de la economía mundial por mucho tiempo.
Así las cosas, no parece factible que a corto o medio plazo las naciones subdesarrolladas consigan salir de su atraso, a pesar de que en muchas de ellas se encuentran los recursos que las naciones más avanzadas necesitan para mantener su situación de privilegio.
El primer mundo acoge a una cuarta parte de la población mundial, a la vez que consume las tres cuartas partes de los recursos disponibles. Es difícil imaginar cómo los países en vías de desarrollo o subdesarrollados pueden alcanzar a los países desarrollados, contando tan solo con la cuarta parte de los recursos; y aún parece más improbable que el primer mundo decida frenar su desarrollo con el fin de compartir recursos y tecnología con las naciones más desfavorecidas. Los ciudadanos del primer mundo no van a aceptar por las buenas que les sean recortados sus niveles de bienestar.
Resulta significativo el hecho de la deuda externa de los países menos desarrollados, para poder entender las nulas posibilidades que tienen los países pobres a la hora de conseguir un progreso aceptable. Durante la segunda parte del siglo veinte, los países del primer mundo prestaron grandes cantidades de dinero a los países menos avanzados, muchos de ellos antiguas colonias que acababan de obtener su (supuesta) independencia. Este dinero debía servir de ayuda para que los países pobres pudiesen ir avanzando hacía una convergencia con los países ricos; pero la realidad es que este dinero tan solo ha servido para endeudar a perpetuidad a los países a los que supuestamente se quería ayudar. En la actualidad la práctica totalidad de estos tienen que destinar la mayor parte de su esfuerzo económico a pagar los intereses de una deuda que los mantiene en la pobreza, sin poder destinar apenas recursos para mejorar la situación interna de sus ciudadanos.
La conclusión podría ser: a los países privilegiados no les interesa que la mayoría de los humanos consigan alcanzar unos niveles de desarrollo equiparables a los suyos, y no les interesa por el simple hecho de que en nuestro planeta no existen recursos suficientes para que esto pueda suceder , la única forma sería que los privilegiados de la tierra (al menos desde el punto de vista económico) decidiésemos renunciar a buena parte de nuestros privilegios a favor de los países desfavorecidos, algo harto improbable. Las actuales invasiones de Irak y Afganistán, así como los bombardeos de Libia, no parecen que vayan encaminados a conseguir una situación internacional más justa y equilibrada, sino todo lo contrario.

Antonio Fernández

1 comentario:

Carla TS dijo...

Somos privilegiados por lo que tenemos, seguro que si lo pensamos bien nos sobrarian muchas cosas para sobrevivir.

Las diferencias las hacemos los humanos, y por desgracia cuantos mas medios tenemos mas cazurros somos.

Cada uno puede aportar al cambio mundial. PO-DE-MOS!!!