CAPÍTULO 13:
Cuando Cristina Díaz llegó a la habitación
218, que estaba al final del pasillo en una de las alas, donde se encontraba
Carlos, a los cinco minutos de ser avisada por Puri Salvador, que era la Jefa
de planta, quedó al lado de la puerta porque no la dejaron entrar, pero observó
como varios médicos, enfermeras y técnicos iban de un lado a otro, se acercaban
a la cama y se alejaban como un pelotón de hormigas en pleno trajín, en medio
de una maraña de tubos y cables, uno le daba todo tipo de masajes cardíacos
hasta la extenuación y al mismo tiempo, otro le aplicaba con un desfibrilador
electricidad al corazón para intentar salvarle la vida, pero resultó imposible.
Habían estado reanimándolo más de media hora y uno de ellos certificaba su
muerte a las dos y cuarenta de la tarde, una enfermera le ponía una sábana por
encima del cuerpo hasta taparle la cabeza, luego llegó un celador que se llevó
a Carlos por el ascensor de servicio, al depósito de cadáveres del hospital.
Al
verlo salir así, Cristina se sintió muy mal, porque era su primer paciente que
se moría, pero consiguió sobreponerse y decidió preguntarle a Puri que ya había
salido de la habitación.
- Buenas tardes, Puri ¿Que ha ocurrido?-
preguntó Cristina visiblemente entristecida.
- Ah, perdona, Cris – dijo Puri, algo
cansada y nerviosa por lo sucedido – no te había visto hasta ahora, aún no
tenemos todos los datos, pero parece que le ha dado uno o varios ataques al
corazón, una de las enfermeras entró en la habitación para realizarle la
inspección diaria de la temperatura y darle su medicación, pero se encontró con
que el paciente estaba prácticamente muerto y decidió llamarnos.
- ¿A qué hora pasó todo esto?- preguntó
Cris, ya un poco más tranquila.
- A las dos de la tarde – contestó Puri -
¿Por qué?
- Porque hace aproximadamente tres horas-
dijo Cris estuve con él y se encontraba muy bien, por eso no me entra en la
cabeza como ha ocurrido esto. A Enrique ya se le han muerto cinco pacientes de
forma muy extraña y también está muy preocupado y ahora presiento que me va
tocar a mí.
- Son cosas que pasan, la muerte no avisa
a nadie- dijo Puri, comprensiva – pero si te soy sincera yo también tengo dudas
sobre el fallecimiento de ese hombre, porque lleva aquí cinco meses y se estaba
recuperando muy bien del accidente de coche que tuvo, también le estamos
haciendo todas las semanas análisis de sangre y de orina, además de un scanner
cada mes y nunca le detectamos que pudiera tener problemas de corazón, por eso
vamos a esperar los resultados de la
autopsia para poder tomar una decisión.
- ¿Cuándo le van a realizar la autopsia?
– preguntó Cris, preocupada.
- El sábado por la mañana – contestó
Puri.
- Muchas gracias, Puri.
Puri
se despidió de Cristina, que pasó por el mostrador de las enfermeras de planta,
para dirigirse al ascensor y bajar hasta su despacho, que compartía con varias
terapeutas, se sentó en su mesa sin poder hacer nada, pensando en todo lo
sucedido aquella maldita tarde, pero tenía que ser fuerte y plantarle cara al
asunto, luego llamó a su novio que era policía nacional y estaba destinado en
Barcelona, por supuesto habló con él de todo lo ocurrido.
Salió
del hospital a las cuatro de la tarde y se fue a su casa, donde tenía un
estudio de pintura, le encantaba pintar cuadros en los ratos que tenía libres,
para olvidarse de los problemas que le surgían en todos los aspectos de su
vida, tenia su casa llena de cuadros pintados por ella y encima tenía un ojo
increíble para todos los detalles. A las nueve cenó, vió un poco la televisión
y se acostó.
Enrique Sanmartín
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