jueves, 28 de febrero de 2013

ARTÍCULO DEL MES


La tragedia del Congo

Situada en el centro oeste del continente, a caballo del ecuador (un tercio al norte y dos tercios al sur), la República democrática del Congo con 2,3 millones de kilómetros cuadrados, es la segunda nación africana en extensión. El río Congo le da su nombre, este río es el segundo más largo de África y el segundo más caudaloso del planeta; la mayor parte del territorio congoleño pertenece a su cuenca, cuenca sobre la que se asienta la mayor selva tropical del mundo después del Amazonas. Este territorio se encuentra en su mayor parte situado a baja altitud, si exceptuamos su frontera oriental en la que su punto más alto supera los cinco mil metros sobre el nivel del mar.

Su población es de 71 millones de habitantes y se encuentra muy repartida por todo el territorio, existe una gran variedad de grupos étnicos en su mayor parte de origen bantú. A pesar de ser un territorio rico en recursos minerales, coltán, cobre, cinc, hierro, bauxita, cadmio, cobalto etc., la república democrática del Congo es en la actualidad la nación más pobre de la tierra.

A finales del siglo diecinueve las potencias europeas se repartieron el continente africano como si de una tarta se tratara, el objetivo era conseguir materias primas para alimentar sus incipientes industrias, y eso a costa de someter a la esclavitud a millones de nativos.

La actual república democrática del Congo, le fue concedida a título personal al rey de Bélgica Leopoldo; aunque en un principio parecía que la política del monarca belga iba encaminada a hacer de dicho territorio una colonia de corte más humanitario, resultó que los métodos utilizados en la misma fueron más opresivos y denigrantes que los de la mayoría de estas, para someter a su población con el fin de conseguir el mayor número de beneficios en la explotación del caucho y el marfil. A partir de 1908 la administración de la colonia pasó a manos de Bélgica, mejorándose algunos aspectos en la relación de la metrópoli con los indígenas.

A comienzo de la década de los sesenta el Congo Belga al igual que la mayoría de las colonias consiguió la independencia, sin embargo esta independencia fue más bien de tipo formal, ya que las potencias coloniales siguieron controlando las economías de las nuevas naciones a base de colocar al frente de las mismas a gobiernos títeres que satisficiesen sus intereses. Nos encontrábamos en plena guerra fría, poniéndose como disculpa para apoyar a dictaduras sanguinarias el evitar la expansión de la unión soviética. En el caso que nos ocupa los servicios de inteligencia belga y la CIA, contribuyeron a hacer fracasar el primer gobierno del Congo elegido democráticamente, propiciando el linchamiento de su líder Patricio Lumumba, y el acceso al poder del dictador Mobuto.

Cuando la Unión soviética desapareció a comienzos de la última década del siglo veinte, también desapareció la importancia estratégica del Congo (rebautizado como Zaire desde 1971), esta pérdida de importancia para los intereses de occidente iban facilitar que los opositores a Mobuto pudiesen disputarle el poder, estallando la guerra civil, hecho que se vio agravado por los millones de refugiados asentados en las provincias orientales después del genocidio ruandés.

La abundancia de recursos minerales en su zona oriental iba a propiciar el interés de las naciones fronterizas, Uganda y Ruanda, otras naciones africanas también iban a mandar soldados al Congo; se calcula que entre tres y cuatro millones de seres humanos perdieron la vida a finales del siglo veinte y comienzos del siglo veintiuno, en el transcurso de la primera y segunda guerras congoleñas, denominadas también la guerra mundial africana.

Muchas de las víctimas iban a morir de hambre y enfermedades causadas por el desplazamiento masivo de poblaciones que huían de los enfrentamientos armados; mención especial merecen las miles de mujeres y niñas violadas por los contingentes armados aprovechándose del caos y la anarquía reinantes, sin olvidarnos de los miles de esclavizados para extraer los recursos minerales que iban a servir para poder financiar en parte el conflicto.

El coltán es el mineral del que se extrae el valioso tantálio, materia prima empleada en la fabricación de teléfonos móviles y otras tecnologías, las multinacionales del sector aprovecharon (quizás lo siguen haciendo) las circunstancias mencionadas para conseguir la materia prima a muy bajo coste.

Paradójicamente y a pesar de todo lo mencionado, el desmesurado crecimiento demográfico que está experimentando la república democrática del Congo, se prevé que a mediados del actual siglo la población alcance los 171 millones de habitantes, lo que puede significar una auténtica catástrofe ecológica para el país.

Antonio Fernández

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