viernes, 28 de septiembre de 2012

ARTÍCULO DEL MES


El crimen de las Quemadillas.

Todos los indicios parecen apuntar a que José bretón fue el autor del asesinato y posterior incineración de sus dos hijos (una niña de seis años y un niño de dos). De confirmarse las sospechas estaríamos ante uno de los crímenes más macabros y mediáticos de la historia criminalista  de España.
Hace unos meses José Bretón denunció la desaparición de sus hijos mientras estaban en un parque de Córdoba; desde un principio las explicaciones de Bretón fueron poco convincentes, máximo cuando las cámaras de seguridad del parque no registraron la presencia  de los menores, y no hubo testigos que testificaran la asistencia de los mismos.
Se procedió a inspeccionar la finca en la que Rut y José habían estado con su padre antes del supuesto  desplazamiento al parque, encontrándose los restos de una hoguera reciente en la que se hallaron restos de huesos, huesos que la policía científica identificaron como pertenecientes a roedores y pequeños mamíferos; Bretón justificó la hoguera, diciendo que de vez en cuando incineraba animales, indicando que su mujer era veterinaria, aunque esta declaró que el único resto de animal que llevó a la mencionada finca fue el hueso de un caballo.
Todas las revisiones posteriores que se llevaron a cabo tanto en la finca como en la casa resultaron infructuosas. Meses después, y a petición de Rut Ortiz (madre de los niños),  se volvieron a examinar los huesos, esta vez lo hizo un experto ajeno a la policía, el mismo llegó a la conclusión de que se trataban de piezas dentales y que pertenecían a seres humanos inmaduros; dos exámenes posteriores confirmaron esta opinión. La policía imputó al padre de los niños como sospechoso de haber cometido el crimen, este siguió negando su participación en los hechos.
Estamos ante un crimen de violencia machista, en la que el hombre castiga a su mujer, no matándola a ella sino matando a sus hijos por haber tomado la decisión de dejarlo (dado que el juicio no se ha celebrado hasta la fecha, y que el imputado sigue negando su participación en la desaparición de sus hijos, todo lo que estamos diciendo se hace respetando la presunción de inocencia, a pesar de que todo parece indicar la culpabilidad del encausado).
Se dice que Bretón puede tener rasgos sicópatas, estos se caracterizan por un trastorno de la personalidad que convierte a sus poseedores en seres antisociales, personas incapaces de sentir remordimientos de conciencia  o sentimientos de culpabilidad, incapaces de empatizar (la empatía es la capacidad de comprender los sentimientos ajenos), con sus semejantes a los que ven como cosas y no como seres iguales a ellos, siempre actuando con relación a sus intereses y deseos.
Algunos estudios apuntan que entre un uno y un cinco por ciento  de la población poseen rasgos sicópatas, está claro que la inmensa mayoría de los mismos no cometen asesinatos o cualquier otro delito grave; ellos son conscientes de que si dan rienda suelta a sus deseos pueden tener graves problemas, sin embargo en determinadas ocasiones estas personas pueden convertirse en asesinas, incluso en auténticos monstruos capaces de cometer asesinatos y violaciones en serie o practicar la tortura.
Parece estar demostrado que los sicópatas sufren una alteración del lóbulo prefrontal, aquí se encuentra el área encargada que se ocupa de los comportamientos éticos y de las relaciones sociales.
Es lógico que la sociedad adopte medidas para defenderse de los comportamientos antisociales, máxime cuando estos atentan contra la vida o la integridad de las personas; por desgracia, la única solución hasta ahora pasa por el aislamiento de  estos individuos en cárceles o centros siquiátricos.
Después de la realización de un asesinato con unas determinadas características (el de las Quemadillas entra dentro de este tipo), es frecuente oír a no pocas personas decir, que a estos individuos habría que hacerles lo mismo que ellos hicieron con sus víctimas, y que no se tendría que andar con ningún tipo de miramientos. A esta gente habría que recordarles que por desgracia vivimos en un mundo en el que la maldad y la perversión en muchas ocasiones les es impuesta a no pocas personas, tanto por la naturaleza (en forma de trastornos mentales a su vez causados por alteraciones genéticas), como por circunstancias de tipo social, me refiero a los abusos y malos tratos de los que son víctimas gran cantidad de seres humanos en etapas críticas de la vida (niñez y adolescencia).
Es lógico que los medios de comunicación informen a la ciudadanía de todo lo que sucede, sin embargo algunos de estos medios aprovechan determinados hechos desgraciados para convertir supuestos programas de información en espectáculos que tan solo pretenden aumentar los índices de audiencia a costa de satisfacer el morbo de millones de telespectadores.

Antonio Fernández

2 comentarios:

Cris N dijo...

Yo estoy realmente conmocionada por este suceso. Pienso en estas dos criaturas, en esa madre.. y sólo puedo echarme a llorar. De este individuo prefiero no opinar demasiado, sólo decir que genera en mí una total y absoluta repulsión y aversión, a la vista de esta atrocidad de la que presuntamente es culpabilísimo.
Y totalmente de acuerdo contigo respecto al tratamiento que se da en los medios de comunicación de determinadas noticias como ésta, en la que el horizonte de la audiencia acaba venciendo al de la información.

Enhorabuena Antonio!! muy logrado el artículo.

Puri dijo...

Nos llaman animales racionales ¿Cómo racionales?,a los que llaman irracionales nunca harían nada semejante, sólo harían daño para su propia supervivencia.
Creo que no es justo que a este "individuo" por llamarle algo se le denomine con el calificativo de animal racional sino de alimaña.