Por donde empezar, he sido y soy muy afortunado. Mi vida se rodea de buena gente, mucho cariño y sencillez, gente muy natural y grandes personas, por suerte son la mayoría de mi entorno. Pero sí es cierto que también existen personas que desde mi punto de vista son gentuza, que más bien nos deberían dar lástima.
A lo largo de mi vida he tenido muchas experiencias y puedo decir que siempre las superé con la cabeza muy alta, pero no por ser orgulloso, sino por no considerarme ni más ni menos que nadie. Y no es una cuestión de medios económicos, sino de cómo ver la vida.
Tuve la suerte de llegar a jugar en la ACB (primera división de baloncesto nacional), selección española juvenil y ser gestor comercial en mi provincia, con esto quiero decir que he sido muy afortunado y me he podido moverme a un “alto nivel”, pero fuera así o no, quiero hacer ver a toda la gente, personas con o sin discapacidad, que nunca nos debemos sentir en un escalón diferente. Estemos donde estemos y en todas las circunstancias, todos somos iguales.
La gente que realmente valora la amistad, los valores fundamentales de la vida (sencillez, amor a ti mismo y al prójimo sin creerse por encima de nada ni de nadie) es más feliz.
Yo ya estaba retirado de esa élite y disfrutando con mis amigos de los partidos los fines de semana, en los cuales disfrutaba saludando antes y después de ellos a la gente conocida: jugadores, árbitros (de los cuales hay muy mal concepto, es gente como cualquiera que debe tener la oportunidad de poder darse a conocer y realmente encontraremos a gente maravillosa) y personal colaborador, controladores del partido, encargados de pabellones...
Cuando un día cambió mi vida en el tema de la movilidad. 6 días en coma y desperté vago, jeje, moviendo sólo mis ojos. Ahora ya voy andando como las muñecas de Famosa pero estoy orgulloso de mi superación, una vez que salí de la U.C.I. encontré que seguían estando igual mis amigos, mis familiares, mi ex novia y familia, a los cuales les estoy muy agradecido y estaré siempre. Desde ese momento un ratito de llanto, asumir la situación y ponerme a pensar una cosa que deberíamos pensar todos: ¿que nos queda? ¿Llorar toda la vida y decir pobrecito de mi o sonreír a una nueva vida aunque con limitaciones y luchar hasta donde podamos?
Tengamos una discapacidad o no seguimos siendo personas y no debemos sentirnos ni más ni menos que antes. Deberemos luchar por conservar nuestras amistades, las verdaderas seguirán estando ahí y las demás sencillamente no son amistades. Y con lo que tengamos luchar siempre y también dejarnos ayudar, ya que llegado este punto, hay mucho listillo que nos cuenta milongas y quiere aprovecharse de nuestro problema, cosa que he sufrido en mis carnes, pero también hay grandes profesionales y personas que se preocupan por nosotros y nos ayudan en distintos temas a los cuales desde aquí doy las gracias en nombre de todos nosotros.
Luchar significa no hundirnos nunca, y si un día no nos sale o no podemos realizar un ejercicio o actividad, no pasa nada, a por otro sin más, nunca decaer .Si algún día coincidís con alguien muy afectado no temáis, podíamos estar igual o peor, trasmitidle cariño, eso por lo menos podremos darlo. Ojo, cariño no pena.
Con esto quiero decir a todas las personas que lean este artículo que la vida es maravillosa. Seamos felices mientras estemos y viva el buen rollito. TODOS SOMOS IGUALES.