Malí
Situada al
noroeste del continente, la
República de Malí es una nación africana sin salida al mar;
posee un territorio que abarca un área de 1.240.000 kilómetros cuadrados, su
población es de trece millones de habitantes.
La mayor
parte de dicha población se asienta al sur del país en la zona del Sahel,
especialmente en el entorno de los ríos Níger y Senegal. El resto de su
territorio (dos terceras partes), está ocupado por el desierto del Sahara, en
el que tan solo vive un diez por ciento de su población.
La mayor
parte de los habitantes de Malí viven de la agricultura y la ganadería en una
economía de autoconsumo y subsistencia, cultivando arroz, maíz y pastoreando
rebaños de ovejas, cabras y ganado vacuno; también existen plantaciones de
algodón y tabaco que son destinadas en su mayor parte a la exportación. Su
industria es muy pequeña, abarcando al sector textil y al procesamiento de
productos alimenticios.
Los
recursos minerales son escasos, destacando la producción de oro y la existencia
potencial de uranio.
Los cada
vez más frecuentes periodos de sequía y el aumento de su población están
contribuyendo al agotamiento de su suelo más fértil, provocando periódicas
hambrunas tal y como sucede en el resto de la región Saheliana.
Todo esto
hacen de Malí una de las naciones más pobres de la tierra, no faltando por
desgracia la guerra, guerra que en estas últimas semanas ha cobrado una nueva
dimensión al intervenir en el conflicto de forma directa la ex potencia
colonial francesa.
Malí se
independizó de Francia al comenzar la década de los sesenta; Francia al igual
que el resto de las potencias coloniales se repartieron el continente africano
como si de una tarta se tratase con el fin de explotar sus recursos naturales y
a sus habitantes (aunque como sucede siempre en estos casos los países
invasores justificaron su política diciendo que iban a pacificar y modernizar
los territorios que ocupaban con el fin de mejorar la calidad de vida de sus
habitantes). Lo cierto es que trazaron fronteras contando tan solo con sus
intereses y sin tener en cuenta la opinión de los grupos nativos. Este hecho
dejó el caldo de cultivo para que los enfrentamientos entre los diferentes
grupos étnicos se convirtiera en algo habitual desde que las nuevas naciones se
independizaron; en las fronteras trazadas por los europeos fueron separados en
naciones distintas grupos afines, mientras que en otras ocasiones fueron
obligados a convivir dentro de una misma nación a etnias tradicionalmente
enemigas.
Los Tuareg
son un pueblo bereber de tradición nómada, tradicionalmente fueron un pueblo
guerrero que asaltaba las caravanas que atravesaban sus territorios, fueron
islamizados por los Árabes aunque conservan tradiciones culturales y religiosas
propias. En la actualidad se calcula que son 1.200.000 de individuos que viven
repartidos por Malí, Argelia, Libia, Níger o Burkina Faso, en la actualidad se
dedican al comercio y al pastoreo. Los Tuareg de Mali no tienen buenas
relaciones con las autoridades de Bamako (capital de Malí), luchando por su
independencia, de hecho proclamaron el territorio independiente de Zawag,
aunque sin el reconocimiento de ninguna otra entidad.
Pero los
Tuareg no son los únicos que se oponen al gobierno de Bamako, existiendo grupos
integristas musulmanes (Salafistas), que también luchan por convertir a Malí en
un estado regido por la saria y el Corán.
Así las
cosas, todo parece indicar que una vez más la guerra se ceba con una nación
pobre, detrás de la misma hay intereses varios que desde luego no son los de la
inmensa mayoría de la población de Malí que en último caso serán los
principales sufridores de la misma.
Antonio Fernández
No hay comentarios:
Publicar un comentario