El crimen de las Quemadillas.
Todos los indicios parecen apuntar a que José
bretón fue el autor del asesinato y posterior incineración de sus dos hijos (una
niña de seis años y un niño de dos). De confirmarse las sospechas estaríamos
ante uno de los crímenes más macabros y mediáticos de la historia
criminalista de España.
Hace unos meses José Bretón denunció la
desaparición de sus hijos mientras estaban en un parque de Córdoba; desde un principio
las explicaciones de Bretón fueron poco convincentes, máximo cuando las cámaras
de seguridad del parque no registraron la presencia de los menores, y no hubo testigos que
testificaran la asistencia de los mismos.
Se procedió a inspeccionar la finca en la que Rut y
José habían estado con su padre antes del supuesto desplazamiento al parque, encontrándose los
restos de una hoguera reciente en la que se hallaron restos de huesos, huesos
que la policía científica identificaron como pertenecientes a roedores y
pequeños mamíferos; Bretón justificó la hoguera, diciendo que de vez en cuando
incineraba animales, indicando que su mujer era veterinaria, aunque esta
declaró que el único resto de animal que llevó a la mencionada finca fue el
hueso de un caballo.
Todas las revisiones posteriores que se llevaron a
cabo tanto en la finca como en la casa resultaron infructuosas. Meses después,
y a petición de Rut Ortiz (madre de los niños),
se volvieron a examinar los huesos, esta vez lo hizo un experto ajeno a
la policía, el mismo llegó a la conclusión de que se trataban de piezas
dentales y que pertenecían a seres humanos inmaduros; dos exámenes posteriores
confirmaron esta opinión. La policía imputó al padre de los niños como sospechoso
de haber cometido el crimen, este siguió negando su participación en los
hechos.
Estamos ante un crimen de violencia machista, en la
que el hombre castiga a su mujer, no matándola a ella sino matando a sus hijos
por haber tomado la decisión de dejarlo (dado que el juicio no se ha celebrado
hasta la fecha, y que el imputado sigue negando su participación en la
desaparición de sus hijos, todo lo que estamos diciendo se hace respetando la
presunción de inocencia, a pesar de que todo parece indicar la culpabilidad del
encausado).
Se dice que Bretón puede tener rasgos sicópatas,
estos se caracterizan por un trastorno de la personalidad que convierte a sus
poseedores en seres antisociales, personas incapaces de sentir remordimientos
de conciencia o sentimientos de culpabilidad,
incapaces de empatizar (la empatía es la capacidad de comprender los
sentimientos ajenos), con sus semejantes a los que ven como cosas y no como
seres iguales a ellos, siempre actuando con relación a sus intereses y deseos.
Algunos estudios apuntan que entre un uno y un
cinco por ciento de la población poseen
rasgos sicópatas, está claro que la inmensa mayoría de los mismos no cometen
asesinatos o cualquier otro delito grave; ellos son conscientes de que si dan
rienda suelta a sus deseos pueden tener graves problemas, sin embargo en
determinadas ocasiones estas personas pueden convertirse en asesinas, incluso
en auténticos monstruos capaces de cometer asesinatos y violaciones en serie o
practicar la tortura.
Parece estar demostrado que los sicópatas sufren
una alteración del lóbulo prefrontal, aquí se encuentra el área encargada que
se ocupa de los comportamientos éticos y de las relaciones sociales.
Es lógico que la sociedad adopte medidas para
defenderse de los comportamientos antisociales, máxime cuando estos atentan
contra la vida o la integridad de las personas; por desgracia, la única
solución hasta ahora pasa por el aislamiento de
estos individuos en cárceles o centros siquiátricos.
Después de la realización de un asesinato con unas
determinadas características (el de las Quemadillas entra dentro de este tipo),
es frecuente oír a no pocas personas decir, que a estos individuos habría que
hacerles lo mismo que ellos hicieron con sus víctimas, y que no se tendría que
andar con ningún tipo de miramientos. A esta gente habría que recordarles que
por desgracia vivimos en un mundo en el que la maldad y la perversión en muchas
ocasiones les es impuesta a no pocas personas, tanto por la naturaleza (en
forma de trastornos mentales a su vez causados por alteraciones genéticas),
como por circunstancias de tipo social, me refiero a los abusos y malos tratos
de los que son víctimas gran cantidad de seres humanos en etapas críticas de la
vida (niñez y adolescencia).
Es lógico que los medios de comunicación informen a
la ciudadanía de todo lo que sucede, sin embargo algunos de estos medios
aprovechan determinados hechos desgraciados para convertir supuestos programas
de información en espectáculos que tan solo pretenden aumentar los índices de
audiencia a costa de satisfacer el morbo de millones de telespectadores.
Antonio Fernández
2 comentarios:
Yo estoy realmente conmocionada por este suceso. Pienso en estas dos criaturas, en esa madre.. y sólo puedo echarme a llorar. De este individuo prefiero no opinar demasiado, sólo decir que genera en mí una total y absoluta repulsión y aversión, a la vista de esta atrocidad de la que presuntamente es culpabilísimo.
Y totalmente de acuerdo contigo respecto al tratamiento que se da en los medios de comunicación de determinadas noticias como ésta, en la que el horizonte de la audiencia acaba venciendo al de la información.
Enhorabuena Antonio!! muy logrado el artículo.
Nos llaman animales racionales ¿Cómo racionales?,a los que llaman irracionales nunca harían nada semejante, sólo harían daño para su propia supervivencia.
Creo que no es justo que a este "individuo" por llamarle algo se le denomine con el calificativo de animal racional sino de alimaña.
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