EL ARTÍCULO DEL MES

El linchamiento de Osama Bin Laden.

Los estados Unidos de Norteamérica, son la potencia hegemónica de nuestro tiempo. Lo son en lo económico, en lo militar, en lo cultural y en la investigación científica. También dicen estar en la vanguardia de todo lo relacionado, con la defensa de los derechos humanos, la libertad o la democracia.

Si esto es así, resulta sorprendente el anuncio hecho por el presidente y premio nobel de la paz Barak Obama , el pasado 2 de mayo de 2011, en el que comunicaba a sus compatriotas y al mundo entero la localización y ejecución in situ, de Osama Bin Laden. El mismo Obama declaraba posteriormente, dudar de la capacidad mental de aquellos que no dieron su parabién a dicha operación.

Al parecer este hecho contó con el respaldo mayoritario de los ciudadanos norteamericanos.

Los estados Unidos atribuyeron la responsabilidad de los atentados del 11 de septiembre de 2001, a Al Qaeda, organización terrorista creada y dirigida por el mencionado Bin Laden. En dichos atentados murieron 3000 personas, además de provocar miles de heridos e innumerables pérdidas económicas. En principio el saudí negó tener algo que ver con los mismos (de hecho tardaría 3 años en reconocerlo curiosamente lo haría en vísperas de unas elecciones en EE UU). A día de hoy sigue habiendo muchos puntos oscuros en torno al 11 s, la investigación oficial llevada a cabo, dejó sin convencer a no pocos observadores internacionales. Ahora se sabe que el día anterior a los atentados, hubo una reunión de altos cargos de la administración Bush, en la que se trató sobre los planes de invasión de Afganistán; supongo que el mayor obstáculo era convencer a los ciudadanos estadounidenses de la necesidad de dicha operación, pero al día siguiente sucedió lo que sucedió quedando la vía expedita.

Dos años después (en esta ocasión sin las bendiciones de la ONU), la administración Bush utilizó argumentos parecidos para invadir Irak, acusando a Sadám Husein de tener vínculos con Al Qaeda y de tener en su poder armas de destrucción masiva. Posteriormente se demostraron la falsedad de dichas acusaciones. Lo cierto es que a día de hoy (mayo de 2011), miles de soldados norteamericanos y en menor medida de naciones aliadas, tienen invadidas Irak e Afganistán, dos países estratégicamente situados en el oriente medio, zona con importantes reservas petrolíferas.

El coste de dichas guerras hasta la fecha se cifra en decenas de miles de muertos y heridos, además de millones de desplazados; los que se están llevando la peor parte en ambos conflictos son los civiles,, que al menos son tan inocentes como las víctimas de las torres gemelas.

Si alguien no está sufriendo por los conflictos de Afganistán e Irak, esas son las industrias militares, que vieron como a partir del 11 s los presupuestos de defensa norteamericanos ascendieron de forma considerable. El presupuesto militar estadounidense equivale al producto interior bruto de países como Bélgica o Suecia y abarca a la mitad de todos los presupuestos del mundo. La influencia del lobby armamentístico sobre los poderes políticos en los Estados unidos es enorme, de hecho la economía norteamericana depende en parte del buen funcionamiento de la maquinaria militar, que naturalmente rinde más cuantos más conflictos existan.

Por lo tanto resulta aberrante que a un presidente de una nación con estas características se le conceda el premio Nobel de la paz, un país que necesita de las guerras para asegurar el buen funcionamiento de su economía. Para terminar hacer una referencia al hecho de que en los años ochenta, los estadounidenses apoyaron y asesoraron a los integristas islámicos (entre ellos Bin Laden), cuando estos luchaban en Afganistán contra la Unión Soviética; posiblemente el propio Osama recibió instrucción y asesoramiento por parte de la CIA. Pudiera darse incluso el caso de que la red Al Qaeda naciese en aquel contexto.

Antonio Fernández