lunes, 15 de noviembre de 2010

EL ARTÍCULO DEL MES

Morir de éxito.

Posiblemente el homo sapiens apareció como especie hace entre 150000 a 200000 años. Durante la mayor parte de su existencia, esta transcurrió sin ningún sobresalto demográfico. Como cualquier otra especie, su crecimiento estuvo controlado por diversos factores ( altas tasas de mortalidad, sobre todo infantiles, deficiencias alimentarias etc ),que mantuvieron el número de sus habitantes en cifras modestas, evitando crecimientos excesivos que pudiesen alterar la relación entre recursos disponibles y número de individuos. Incluso las condiciones físicas del ser humano no eran especialmente ventajosas, sin embargo disponer de un cerebro grande le permitió desarrollar ciertas actividades tecnológicas, con las que suplir las mencionadas carencias físicas. Así llegamos al periodo neolítico, hace unos 10000 años, cuando se produce un incremento considerable en nuevas actividades, domesticación de animales y plantas, que van a permitir una acumulación de recursos alimenticios, que a su vez permitirán un aumento de las poblaciones. Estos avances se van iniciar en lugares determinados como el creciente fértil, y van a ir desplazándose a otras zonas a lo largo de los siglos sucesivos. Junto a la agricultura y la ganadería se desarrollan otras actividades, como la metalurgia y aparece el mundo urbano. Todo lo cual y como ya mencioné va a permitir el crecimiento poblacional, sin embargo van a aparecer otros aspectos no tan positivos como, un aumento de la jerarquización social,, el incremento de las guerras o la aparición de la esclavitud sistemática. La dependencia de los nuevos recursos por parte de mayores grupos de población, va a tener como consecuencia que cada ciertos años y como consecuencia de las malas condiciones metereológicas se produzcan hambrunas, que junto con el desarrollo de epidemias favorecidos por una mayor concentración poblacional, servirán de freno a una expansión demográfica excesiva. Se piensa que en el mencionado neolítico la población humana del planeta era de unos cuatro millones de habitantes. El siguiente empujón demográfico va a tener su inicio a mediados del siglo dieciocho, en estos momentos tiene comienzo la primera revolución industrial, en la cual se va a producir un aumento de la producción , favorecida por los nuevos avances tecnológicos y por la abundancia de mano de obra excedentaria del mundo rural. A pesar de las condiciones lamentables en las que tuvieron que vivir los obreros (protagonistas principales de dicha revolución ), y como ya indiqué se va a producir un despegue poblacional que hará que se alcancen los mil millones de habitantes en el primer tercio del siglo diecinueve. Cien años después esta población se doblará, alcanzándose los dos mil millones en 1930, volviéndose a doblar en un periodo de 45 años (4000 millones en 1975 ), para finales del siglo veinte la población se situaba en los 6000 millones. Previéndose un estancamiento poblacional en la segunda mitad del siglo veintiuno, cuando se llegue a los 9000 millones de habitantes. El avance en la medicina, especialmente en la invención de las vacunas y la utilización masiva de antibióticos, junto con las mejoras en la higiene y en la calidad de los alimentos, van a ser algunas de las causas de esta explosión demográfica, y eso a pesar de las grandes desigualdades existentes entre los diferentes grupos humanos, que están provocando que se llegue al lamentable hecho de que cada año millones de habitantes del planeta pasen hambre y no pocos de los mismos se mueran literalmente de inanición. Este aparente éxito de nuestra especie al alcanzar unos niveles de población tan elevados, puede resultar catastrófico, si tenemos en cuenta que vivimos en un planeta finito y limitado, un planeta que además tenemos que compartir con millones de especies diferentes. Los actuales sistemas económicos más exitosos, están basados en un continuo e insostenible crecimiento que está sometiendo a la naturaleza a grandes presiones, presiones que provocan la extinción de numerosas especies, especies que después de millones de años de evolución desaparecen sin dejar rastro. La inmensa mayoría de nuestros congéneres no tienen la percepción de estar inmersos en una situación como la que estoy describiendo, por lo tanto va a ser imposible poner remedio a los males referidos. Al contrario la mentalidad predominante entre el homo sapiens, es la de ser los actores principales del gran teatro de la vida, esto les hace mirar al mundo natural con prepotencia, estando convencidos de su derecho a hacer y deshacer a su antojo y conveniencia.Sin embargo el ser humano es un primate, perteneciente a la familia hominidae, junto con los orangutanes, gorilas, vonobos, chimpancés, con los que comparte la mayor parte de su código genético. Formamos parte de la biosfera y estamos inmersos en ella como cualquier otra forma de vida, intentar estar por encima de las normas establecidas por las leyes naturales puede salirnos muy caro. Un dato anecdótico, que puede resultar significativo de lo que estamos diciendo, es que mientras que como ya indiqué anteriormente, la población humana llegaba a los 6000 millones de habitantes a finales del siglo veinte, la población de chimpancés en ese mismo tiempo era de entre 150000 y 170000 individuos que se asentaban en el África tropical. El chimpancé es de todos los seres vivos el más cercano a nosotros y posiblemente tuviésemos un mismo antepasado común hace seis millones de años; por cierto el chimpancé al igual que los otros grandes simios son algunas de las muchas especies en peligro de extinción, debido a nuestras actuaciones.

Antonio Fernández

2 comentarios:

Cris TO dijo...

Antonio, como ya sabes, creo que voy a iniciar el Club de Fans de tus artículos y camisetas... es que una vez más tus palabras sorprenden, impactan, hacen pensar etc. etc. y eso es sencillamente genial!!!

Cris 2 dijo...

Estupendo artículo Antonio, para no variar tú no bajas el listón!Enorabuena y sigue así!!Saludiñoss