jueves, 29 de julio de 2010

EL ARTÍCULO DEL MES

El paraiso casi perdido
Hace 500 años, un Europeo ( Francisco de Orellana ) exploró por primera vez la cuenca del Amazonas. En aquel entonces la gran selva, permanecía intacta tras miles de años de evolución. En su área de siete millones de kilómetros cuadrados existían 2000 especies de árboles, decenas de miles de especies de otras plantas, al igual que innumerables especies del mundo animal. Los seres humanos también estaban presentes en un número indeterminado, pero en todo caso pequeño, teniendo en cuenta la enorme extensión del territorio amazónico. Estos humanos vivían en armonía con el medio ambiente, sin causar apenas ningún impacto en el paraíso verde. Las cosas permanecieron igual hasta finales del siglo diecinueve; es entonces cuando la explotación a gran escala comienza, y lo hace con la extracción del caucho, que se produce en paralelo al nacimiento y evolución de la industria del automóvil. Durante el siglo veinte la explotación crece de forma significativa. Los seres humanos “ civilizados “ disponen cada vez de mas tenologías que les permiten esplotar los recursos que la selva guarda en su interior; estos recursos son la madera, derivados de árboles y plantas ( como ya señalé anteriormente, el caucho es el derivado más representativo ), metales preciosos, minerales diversos, petróleo, y sobre todo lo que más está contribuyendo a la deforestación, es la tala y quema de enormes extensiones de selva, que son convertidos en tierras destinadas a la plantación de soja y pastizales, para la alimentación de millones de cabezas de ganado. El problema es que la extensión del territorio del Amazonas es inmenso, al mismo tiempo que su suelo es menos fértil de lo que en principio pudiese parecer. Así que los ganaderos usan los terrenos quemados durante dos o tres años, al cabo de los cuales la tierra queda inservible para seguir desempeñando su cometido, por lo que nuevas extensiones de selva son sacrificadas ( Brasil es uno de los grandes emisores de co2, en parte debido a las quemas señaladas ). Se calcula que cada año son deforestados 30000 kilómetros cuadrados de selva amazónica, selva que está siendo atacada por 60000 puntos distintos. Así las cosas, no sería estraño que antes de finalizar el siglo veintiuno, este auténtico paraiso de la biodiversidad, a la vez que pulmón del planeta pase a ser un triste recuerdo. Si al final las peores prediciones se confirman, las consecuencias serán catastróficas, y su alcance global. El culpable de haber llegado a este punto, es sin duda, una política económica, basada en un crecimiento continuo y sin límites, actuando como si los recursos planetarios fuesen infinitos , y como si la acción humana no pudiese tener graves repercusiones sobre los sistemas ecológicos, que permiten que nuestro hogar en el cosmos sea un lugar habitable.
Antonio F.V.

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