viernes, 27 de febrero de 2015

SALA DE LECTURA

La herencia de mi padre

Capitulo 1

Soy un anciano de setenta y cinco años, que esta solo, a quien nadie quiere, enfermo de cáncer de pulmón que ya estaba extendido por todo el cuerpo, pero con unas ganas de vivir enormes. Hasta el último día y hasta la última hora voy a luchar por  vivir, pero él sabia que le quedaba poco tiempo.

Soy el propietario del grandioso edificio de cristal, donde ahora me encuentro y del noventa por ciento de la empresa que, en los pisos inferiores tiene su sede. Aquí trabajan mil personas y quince mil fuera. Era una empresa que se dedicaba a construir gaseoductos, compañías eléctricas, embalses, puentes, carretas, casas espectaculares y satélites. También soy el dueño de minas de plata en Nevada, de plantaciones de café en Brasil, de minas de carbón en Asturias y León, de explotaciones de gas natural en Irak y Arabia Saudí, de pozos de petróleo en Indonesia y acero en China. Mi empresa es propietaria de empresas que producen electricidad,  fabrican ordenadores y se imprimen libros de bolsillo.

 Antes era dueño de todos los juguetes: yates, jets privados, casas en España y en los Estados Unidos, una isla en el pacifico e incluso un equipo de fútbol. Pero ya me hecho demasiado viejo para los juguetes. Tengo un patrimonio valorado en quince mil millones de euros. Pero el dinero no lo es todo y quizás sea la raíz de todos mis males. Tengo dos familias, dos ex esposas que me dieron cinco hijos, y hacen todo lo posible para desesperarme y atormentarme. Estoy enemistado y no tengo relación alguna con mis ex esposas y todos mis hijos. Hoy todos se hallan reunidos aquí, porque saben que me quedan tres meses de vida, o así piensan ellos y ha llegado el momento de repartir el dinero.

Llevo mucho tiempo planeando este día. Mi edificio tiene 10 pisos, a cada cuál más lujoso, y situados alrededor de un patio trasero donde antaño yo celebraba banquetes al aire libre. Vivo y trabajo en el decimo piso, tiene mil metros cuadrados de opulencia que a muchos les parecerían obscenos, pero que a  mi no me molestan en absoluto. He ganado hasta el último céntimo de la fortuna que poseo con mi inteligencia, mi sudor y mi buena suerte, debería tener también el derecho de regalar todo ese dinero a quién me diera la gana, pero me siguen. ¿Por qué debo preocuparme por quién recibe el dinero? He hecho con él todo lo imaginable. Sentado aquí en mi silla de ruedas, ya no se me ocurren más cosas que quiera comprar, he estado en casi todos los países del mundo y he vivido toda clase de aventuras. Estoy viejo y algo cansado de luchar por los demás, ahora solo me queda una lucha intensiva contra el cáncer.

No me interesa quien reciba el dinero, pero me interesa mucho quien no lo reciba. Diseñe personalmente todo este edificio, y por eso sé exactamente donde colocar a cada uno de los participantes en esta ceremonia de pacotilla. Para estas cosas la asistencia es masiva, están todos aquí, esperando, pero les da todo igual, permanecerían en cueros en medio de un temporal de nieve si fuera necesario.

Mi primera familia la constituyen Marta Gayoso y sus hijos, dos de mis retoños. Nos casamos muy jóvenes, yo tenia veinticuatro años y ella dieciocho. Llevo años sin verla y hoy a lo mejor no la veo. Estoy seguro de que sigue interpretando el papel de malvada y abandonada, pero aun así me ha sido fiel durante todos estos años, porque no ha vuelto a casarse.

Enrique Sanmartín

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