jueves, 28 de febrero de 2013

SALA DE LECTURA


CAPÍTULO 13:


Cuando Cristina Díaz llegó a la habitación 218, que estaba al final del pasillo en una de las alas, donde se encontraba Carlos, a los cinco minutos de ser avisada por Puri Salvador, que era la Jefa de planta, quedó al lado de la puerta porque no la dejaron entrar, pero observó como varios médicos, enfermeras y técnicos iban de un lado a otro, se acercaban a la cama y se alejaban como un pelotón de hormigas en pleno trajín, en medio de una maraña de tubos y cables, uno le daba todo tipo de masajes cardíacos hasta la extenuación y al mismo tiempo, otro le aplicaba con un desfibrilador electricidad al corazón para intentar salvarle la vida, pero resultó imposible. Habían estado reanimándolo más de media hora y uno de ellos certificaba su muerte a las dos y cuarenta de la tarde, una enfermera le ponía una sábana por encima del cuerpo hasta taparle la cabeza, luego llegó un celador que se llevó a Carlos por el ascensor de servicio, al depósito de cadáveres del hospital.

                Al verlo salir así, Cristina se sintió muy mal, porque era su primer paciente que se moría, pero consiguió sobreponerse y decidió preguntarle a Puri que ya había salido de la habitación.
- Buenas tardes, Puri ¿Que ha ocurrido?- preguntó Cristina visiblemente entristecida.
- Ah, perdona, Cris – dijo Puri, algo cansada y nerviosa por lo sucedido – no te había visto hasta ahora, aún no tenemos todos los datos, pero parece que le ha dado uno o varios ataques al corazón, una de las enfermeras entró en la habitación para realizarle la inspección diaria de la temperatura y darle su medicación, pero se encontró con que el paciente estaba prácticamente muerto y decidió llamarnos.
- ¿A qué hora pasó todo esto?- preguntó Cris, ya un poco más tranquila.
- A las dos de la tarde – contestó Puri - ¿Por qué?
- Porque hace aproximadamente tres horas- dijo Cris estuve con él y se encontraba muy bien, por eso no me entra en la cabeza como ha ocurrido esto. A Enrique ya se le han muerto cinco pacientes de forma muy extraña y también está muy preocupado y ahora presiento que me va tocar a mí.
- Son cosas que pasan, la muerte no avisa a nadie- dijo Puri, comprensiva – pero si te soy sincera yo también tengo dudas sobre el fallecimiento de ese hombre, porque lleva aquí cinco meses y se estaba recuperando muy bien del accidente de coche que tuvo, también le estamos haciendo todas las semanas análisis de sangre y de orina, además de un scanner cada mes y nunca le detectamos que pudiera tener problemas de corazón, por eso vamos a esperar los  resultados de la autopsia para poder tomar una decisión.
- ¿Cuándo le van a realizar la autopsia? – preguntó Cris, preocupada.
- El sábado por la mañana – contestó Puri.
- Muchas gracias, Puri.

                Puri se despidió de Cristina, que pasó por el mostrador de las enfermeras de planta, para dirigirse al ascensor y bajar hasta su despacho, que compartía con varias terapeutas, se sentó en su mesa sin poder hacer nada, pensando en todo lo sucedido aquella maldita tarde, pero tenía que ser fuerte y plantarle cara al asunto, luego llamó a su novio que era policía nacional y estaba destinado en Barcelona, por supuesto habló con él de todo lo ocurrido.

                Salió del hospital a las cuatro de la tarde y se fue a su casa, donde tenía un estudio de pintura, le encantaba pintar cuadros en los ratos que tenía libres, para olvidarse de los problemas que le surgían en todos los aspectos de su vida, tenia su casa llena de cuadros pintados por ella y encima tenía un ojo increíble para todos los detalles. A las nueve cenó, vió un poco la televisión y se acostó.

Enrique Sanmartín 

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